jueves, 5 de abril de 2012

ESTERILIZACIONES FORZADAS: ¡16 AÑOS DE IMPUNIDAD!



 


Al cumplirse 20 años del golpe de Estado del 5 de abril, las organizaciones feministas DEMUS- Estudio para la defensa de los derechos de la mujer, Movimiento Manuela Ramos, Católicas por el Derecho a Decidir – Perú,  Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, PROMSEX y CLADEM-Perú, exigimos justicia y reparación para aquellas que fueron esterilizadas forzadamente en el marco del Programa de Salud Reproductiva y Planificación Familiar 1996-2000, implementado por el ex Presidente Alberto Fujimori y sus ex ministros de salud: Alejandro Aguinaga (hoy congresista de Fuerza 2011), Marino Costa Bauer y Eduardo Yong Motta.




La justicia en peligro

El pasado 21 de octubre, la Fiscalía de la Nación reabrió el proceso de investigación que involucra a los tres ex ministros de salud, afirmando que el archivamiento de las denuncias en el año 2010, no tomó en cuenta que se trataba de una violación a los derechos humanos y no analizó la participación de cada uno de los implicados.

 Pese a esta decisión, la falta de voluntad de las autoridades del Ministerio Público y la presión que reciben de grupos políticos constituyen un riesgo para que las miles de víctimas, en su mayoría mujeres campesinas, indígenas y  en situación de pobreza, logren justicia. 

Este mega proceso que ya cuenta con 62 tomos e involucra por lo menos a 2074 mujeres de diferentes regiones del país, no ha sido dotado de los recursos económicos, humanos y técnicos necesarios para que la Primera Fiscalía Penal Supranacional los enfrente adecuadamente. 

Situación que se agrava si se considera que el actual congresista y directamente implicado Alejandro Aguinaga conjuntamente con congresistas fujimoristas, apristas y de la Alianza por el Gran Cambio, remitieron una carta solicitando información sobre el caso al Procurador Supranacional de Derechos Humanos. Según información del Ministerio Público, el mencionado congresista también ha cuestionado que se reabra la investigación como consta en una carta que se encuentra en poder del Coordinador de las Fiscalías Superiores Penales Nacionales. 

Por ello, exigimos al Ministerio Público actuar con independencia en la investigación del caso, dotar de recursos económicos, humanos y técnicos a la fiscalía a cargo, y contribuir a la adecuada sanción de los responsables de esta política estatal que vulneró los derechos de las  mujeres. 

El gobierno de Ollanta Humala no repara a las victimas

Pese a que el Presidente Ollanta Humala se pronunció sobre las esterilizaciones forzadas durante la última campaña electoral, promoviendo el derecho a la justicia de las agraviadas y posicionando el tema como una grave violación a los derechos humanos de las mujeres, consideramos preocupante su silencio e inacción para implementar una política de reparaciones para las mujeres afectadas. Salvo la decisión del año 2006, poco difundida, de reconocer su inclusión en el Seguro Integral de salud, las mujeres no han recibido reparación alguna desde el Estado y estos crímenes siguen en la impunidad.

Por ello, exigimos al Presidente Humala que se implemente de manera urgente una política integral de reparaciones, para lo cual es necesario instalar una Comisión Multisectorial encargada de su ejecución y supervisión. Las mujeres no solo deben recibir reparaciones en salud, sino también reparaciones en educación, económicas, simbólicas y comunitarias. 

Nunca más el cuerpo de las mujeres usado para el control de la natalidad y la pobreza.

NUNCA MÁS una mujer esterilizada sin su consentimiento.

NO más vulneración a la autonomía y cuerpo de las mujeres.

JUSTICIA Y REPARACIÓN ¡AHORA!

domingo, 1 de abril de 2012

Reclamo de justicia



(Diario La Primera, Patricia Chumo 01.04.2012)  Una deuda pendiente tiene el Estado peruano desde hace 16 años, cuando 2,074 mujeres peruanas, principalmente de las zonas más alejadas del país, fueron sometidas a esterilizaciones forzadas, como parte de una inhumana política del Estado.

Ahora las víctimas piden al presidente Ollanta Humala que haga justicia y que se aceleren las investigaciones a cargo del Ministerio Público.

Durante la Mesa Redonda “Justicia y Reparación para Víctimas de Esterilización Forzada”, realizada por el colectivo conformado por organizaciones de mujeres como Movimiento Manuela Ramos, Demus, Flora Tristán y la Coordinadora Nacional de derechos humanos, las mujeres alzaron su voz debido a que, desde octubre del año pasado, cuando el Ministerio Público ordenó reabrir el caso de esterilizaciones forzadas, no ha habido mayores avances en el tema.

“Las mujeres que fueron esterilizadas no encuentran justicia ni han accedido a ningún tipo de reparación por parte del Estado y por ello exigimos que nunca más se ponga en marcha una política de salud tan equivocada y que este tipo de delito, de lesa humanidad, no quede impune”, expresó Josefina Ramírez, activista de los derechos de las mujeres, quien vio cómo en su natal Huancabamba (Piura) durante 1993 y el 2001 muchas madres de familia fueron sometidas a este tipo de prácticas sin su consentimiento.
Ante el olvido por parte de los gobiernos que han seguido tras la dictadura de Fujimori, las mujeres exigieron que el presidente Humala no deje que quede impune semejante barbarie.

APOYO A LAS VÍCTIMAS

Como parte de las demandas presentadas se encuentran las de invertir en un sistema de salud pública y mental en las zonas donde ocurrieron los casos, la reparación psicológica, económica y de empoderamiento para las víctimas a través de obras que les generen ingresos, así como la promoción desde el estado peruano de los derechos sexuales y reproductivos de hombres y mujeres y la protección del derecho de las ciudadanas a decidir sobre sus cuerpos.

En el evento estuvo presente Victoria Vigo, una de las mujeres afectadas por el programa de planificación familiar ejecutado por el ministro de salud de ese entonces, Alejandro Aguinaga.

“Yo fui esterilizada en 1996, tenía 32 semanas de embarazo y fui de emergencia al hospital regional de Piura donde tuvieron que hacerme una cesárea. Ahí los médicos aprovecharon para esterilizarme. Nadie me dijo nada, pero yo escuché cuando conversaban sobre lo que acababan de hacerme”, relató.

Ella agregó que es necesario que se continúen las investigaciones a cargo de la fiscal Edith Chamorro, titular de LA PRIMERA Fiscalía Penal Supraprovincial de Lima.

La directora de Demus, Jeannette Llaja, recordó que el 21 de octubre del año pasado la Fiscalía de la Nación ordenó la reapertura de las investigaciones del caso “María Mamérita Mestanza Chávez y las esterilizaciones forzadas”.

Llaja precisó que de las 2,074 mujeres que fueron afectadas, 18 murieron a causa de cuadros de infecciones generalizadas ocasionadas por las malas condiciones en que se realizaron los procedimientos.

300 MIL VÍCTIMAS

La defensora de los derechos de las mujeres indicó que en realidad fueron esterilizadas cerca de 300 mil mujeres. “Fue una política directamente dirigida a esterilizaciones quirúgicas. No es que se les haya dado a elegir el método de planificación familiar a las afectadas, sino que el personal de salud actuó sin su consentimiento”, agregó.

Ante la falta de acción en este caso, la representante de Demus exhortó al Ejecutivo a retomar el tema y establecer medidas de reparación las cuales tendrían que tener como piso lo que se le dio a la familia de la señora María Mamérita Mestanza que consistió en reparación en salud, Educación y dinero.

“La fiscal Chamorro está dispuesta a investigar, pero no tiene las condiciones necesarias. Tiene una carga laboral grande, poco personal y escaso presupuesto. Además es importante que se mantenga la independencia de la Fiscalía, porque hay claros indicios de presiones desde el Congreso, concretamente del doctor Aguinaga, quien está involucrado en el caso”, finalizó.

Esterilizaciones forzadas e impunidad


Qué difícil es hacer justicia cuando las víctimas son mujeres de condición humilde




La República(Página editorial, 01-04-2012)
Cuando la justicia tarda en llegar cabe preguntarse si alguien con poder e influencia está  interesado en mantener la impunidad de un delito. Y es que a menudo los hilos de la  política detienen, aceleran o archivan las decisiones que se toman en el ámbito judicial. Esto es lo que parece estar ocurriendo con las esterilizaciones forzadas a las que fueron sometidas miles de peruanas de condición humilde durante el fujimorato. Esta semana, activistas por los derechos de la mujer revelaron que parlamentarios de Fuerza 2011 y el Apra buscan interferir en el proceso judicial que se sigue por esta práctica ilegal. La injerencia política se estaría dando al mismo tiempo que se ha advertido la lentitud del Ministerio Público para cumplir con la reapertura de este caso, prometida a fines del año pasado. En octubre del 2011  la Fiscalía de la Nación anunció que  reactivaría las investigaciones de las esterilizaciones forzadas. Sin embargo, hasta hoy no se ha revisado ninguno de los 62 tomos del expediente que contiene los hechos delictivos que afectaron a 2074 mujeres, de las cuales 18 perdieron la vida. Más de cinco meses han transcurrido desde que se hizo el anuncio, pero no se ha avanzado al respecto.

¿Que haya transcurrido más de una década desde que se cometieron estos delitos significa acaso que no se deba hacer justicia?  Las esterilizaciones forzadas son considerados delitos de lesa humanidad,  y por tanto, no prescriben. Durante el gobierno de Fujimori fueron parte de una política pública, llevada a cabo por funcionarios que hoy deberían responder por esos actos. Está probado que las ligaduras de trompas practicadas se hicieron sin el consentimiento de las mujeres y en algunos casos, bajo amenaza de represalias. La mayoría de las víctimas vivía en situación de extrema pobreza, muchas eran quechuahablantes. La mal llamada Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria (AQV) puso de manifiesto la discriminación contra las mujeres indígenas. Esa condición de vulnerabilidad social nos lleva a reiterar nuestra demanda de justicia en nombre de ellas. Sancionar a los responsables marcará sin duda un precedente. El 4 de abril de 1998, después de haber sido sometida a una ligadura de trompas, María Mestanza, una campesina de Cajamarca, falleció. Su agonía duró ocho días. Esta semana Jacinto Salazar, su compañero y padre de sus hijos, estuvo en Lima y compartió su dolor: “Ha pasado tanto tiempo y no he encontrado paz ni justicia”.